Por Marcelo Gómez, Gerente General de Boldt Impresores.
El avance de las tecnologías digitales y de servicios basados en internet han producido una transformación en los consumos culturales a escala global. En este marco, no son pocos los discursos que ponen en jaque a los medios y productos vinculados a industrias como las de la música, el cine o la televisión. Algo es cierto, todas éstas han tenido que repensar su propuesta de valor y su modelo de negocio, con el objetivo de adaptarse a los nuevos modos de circulación que habilitan la digitalización y el streaming.
En el mundo gráfico y del libro, sucede lo mismo. Por esa razón, en Boldt Impresores llevamos como premisas la flexibilidad y la innovación constante. Es nuestra solidez lo que nos permite acompañar a nuestros clientes en la creación de oportunidades para agregar valor y generar nuevas alternativas de negocio.
Ante la creencia de que la tecnología digital es una amenaza a la industria, estamos convencidos que lo fundamental es entender que hoy los modelos impresos y digitales son complementarios. Los lectores, cada vez más, eligen un soporte en función de variables como la portabilidad, la accesibilidad, gustos y preferencias; pero de algo estamos seguros: estamos ante un mercado en el que predomina un lector híbrido.
Hay personas que siguen eligiendo el soporte papel por su valor de objeto en la biblioteca personal, porque prefieren sentir el pasar de las páginas o porque les brinda la posibilidad de concentrarse más que frente a una pantalla. Sumado a esto, el papel nos brinda un descanso a la constante exposición a dispositivos electrónicos que se profundizó durante debido a la pandemia y el contexto de aislamiento.
Otra cuestión a tener en cuenta es que, aunque parezca contradictorio, son los más jóvenes los que tienen hoy una mayor preferencia por el soporte impreso. Es cierto que sus prácticas de lectura han cambiado y lo digital está muy presente, pero aún así los adolescentes siguen siendo un segmento fundamental para la industria editorial. El desafío radica en encontrar nuevos formatos, narrativas y propuestas de lectura que se acerquen a sus consumos e intereses.
Asistimos a grandes transformaciones, no quedan dudas. La pregunta que abre esta nota sobre la desaparición del libro impreso es más una provocación para la búsqueda de modelos que utilicen las tecnologías digitales al servicio de negocios inteligentes, que una realidad.
Hoy tenemos la oportunidad de agregar valor a la cadena del libro, capitalizando las tendencias globales para crear propuestas innovadoras que apunten a los nuevos lectores híbridos.
Aprovechar la tecnología como aliada en la transformación del negocio editorial en lugar de intentar detener su avance, es el desafío que nos convoca. El modelo de impresión de libros a demanda es una de las alternativas posibles, dado que brinda a los editores y librerías la oportunidad de diversificar su oferta de títulos, imprimir en las cantidades y momentos que necesita, optimizar costos y rentabilizar su fondo editorial.
Los invitamos a trabajar juntos para que los lectores tengan la posibilidad de seguir eligiendo el libro impreso como experiencia de lectura, como objeto de valor y como motivo de celebración de la cultura.